Hedonismo y escritura

Un límite

Cierro la puerta con llave.

El sonido que produzco intencionalmente con las uñas me alerta. Apagué las baterías de esa banda nueva. Todo está en silencio. Se enfrió el agua del mate. Se lavó. El sonido que hago con las uñas me advierte, algo. Es lo único que escucho y entonces aparece el deseo. El deseo de escribir. Escribe lo que sea.


De manera que dejo de leer. De tomar. De hacer sonar las uñas. Dejo de pensar en el arroz de ayer. En la semana. En la bicicleta. En el viaje. En las citas. Cualquier cita. En los electrodos. En mi hermana. En la gente.


Y vuelve a mí una conversación en la que le pregunto -Hasta cuándo?

-Hasta que cierres la puerta.



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